5
de julio de 2015 - XIV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – Ciclo B
"Sólo
en su tierra, entre sus parientes
y en su casa desprecian a un
profeta"
-Ez
2,2-5 // Sal 122 // 2Co 12,7-10 // -Mc 6,1-6
Marcos 6,1-6
En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en
compañía de sus discípulos.
Cuando
llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo
oía
se preguntaba asombrada:
- ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría
es ésa que le han enseñado?
¿Y
esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María,
hermano
de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanos no viven con
nosotros
aquí?
Y desconfiaban de Él. Jesús les decía:
- No desprecian a un profeta más que en
su tierra, entre sus parientes
y
en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo
curó algunos enfermos imponién-
doles
las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de
alrededor
enseñando.
Comentario
La lectura de Ezequiel introduce ya el
tema del rechazo del profeta por
parte
de los destinatarios del mensaje. En el evangelio se agudiza en cierto
modo
esa experiencia al producirse el rechazo en el ambiente más familiar al
portador
de la buena nueva. Sin pretender excesivas generalizaciones, es la
"espina"
en la carne de muchos evangelizadores.
La visita de Jesús a Nazaret es colocada
por Marcos después del
desarrollo
de su misión entorno al lago de Genesaret. Representa un momento
particularmente
difícil a partir del que comienza a delinearse cada vez con
trazos
más concretos el drama de la cruz: al rechazo en el pueblo donde se
había
criado sigue el relato del martirio de Juan bautista y las dificultades
con
los fariseos...
La serie de preguntas con que los
habitantes de Nazaret expresan su
incredulidad
dejan ver un problema de fondo que tiene sus repercusiones
también
en la Iglesia, quizá ya cuando Marcos escribía; Para ellos la
dificultad
(el "escándalo" Mc 6,3) estaba precisamente en el conocimiento
inmediato
que tenían de Jesús. su rostro humano, su permanencia entre ellos
como
uno de tantos, velaba la posibilidad de que fuera el portador de un
mensaje
y de unos signos que lo identificaban con el Mesías.
La formulación en serie de las preguntas
dan la impresión de ser todos
los
recursos a los que la mente humana puede agarrarse para no dar el salto
de
la fe. Porque la fe, don de Dios en último término, pide del hombre esa
renuncia
a una lógica humana total en la que cada persona y cada situación
es
catalogada únicamente por los datos que suministra la razón.
"Jesús se extrañó de aquella falta
de fe" (Mc 6,6) Y, sin embargo,
Jesús
debía estar ya acostumbrado a una variedad de reacciones ante su
persona
y su mensaje. En otros casos había visto también la falta de fe.
Quizá
en éste le dolió m s precisamente por los vínculos de amistad que sin
duda
le unían a sus conciudadanos y familiares.
"Fue a su pueblo"
Es éste que leemos hoy uno de los pasajes
que más datos nos aportan
sobre
la vida de Jesús en Nazaret, después de los relatos de su infancia. El
hecho
que narra está también atestiguado por los otros dos sinópticos: Mateo
(13,53-58),
que se atiene fundamentalmente a los datos de Marcos, y Lucas
(4,16-30)
que modifica a su modo la narración para presentar la visita a
Nazaret
como la inauguración del ministerio público de Jesús.
Tres son los datos que fundamentalmente
nos ofrece el texto y los tres
son
preciosos para conocer la experiencia de Jesús antes de comenzar su
ministerio;
Veámoslos en detalle.
- "¿Qué saber le han enseñado a
éste, para que tales milagros salgan de
sus
manos?". La pregunta por el origen de su "saber" es interesante
si la
ponemos
en relación con la afirmación de Lucas de que Jesús crecía en
"sabiduría".
Ese "saber" esa "sabiduría" se refiere indudablemente al
aprendizaje
que da la experiencia humana en todos los campos. Los conocidos
de
Jesús excluyen que mientras vivió con ellos haya tenido otras fuentes de
instrucción.
- Jesús es el hijo de María y sus
hermanos y hermanas viven allí.
Marcos
no mienta a José, pero sí lo hacen directa o indirectamente Lucas
(4,22)
y Mateo (13,55). La familia de Jesús va más allá del círculo
restringido
del hogar y que testimonia bien a las claras el enraizamiento en
aquel
pueblo, la pertenencia a una familia y a una situación social concreta.
- Es el carpintero. Otro dato esencial
para definir la condición de
cualquier
persona es el trabajo. Y el trabajo de Jesús no era una ocupación
ocasional,
sino un oficio, que lleva consigo un aprendizaje, una práctica
asidua,
la inserción en todo un mecanismo de relaciones sociales (encargos,
ventas,
etc.) que determinan bastante bien de qué tipo de persona se trata.
Esta ventana abierta a la realidad de
Nazaret es de gran importancia
para
afirmar el radicalismo de la encarnación y para abrirnos a las
perspectivas
del evangelio que Jesús anuncia. Su mensaje va cargado de una
experiencia
humana precedente que ilumina las situaciones concretas en que
nosotros
nos encontramos que (salvando todas las distancias) son similares
a
las suyas.
Padre, tú que conoces el corazón de cada
hombre,
cura nuestra incredulidad con la gracia
de tu Espíritu,
para que sepamos acoger el mensaje
del profeta de Nazaret.
Su vida con María y José fue ya anuncio y
profecía,
y ahora en la Iglesia
nos revela todo el poder de su Palabra.
Danos un conocimiento profundo de Jesús,
para ver en Él al mensajero humilde
del Dios cercano al hombre,
que llega hasta nuestra tierra,
hasta nuestro pueblo,
hasta nuestra casa,
para traer la buena nueva de la
salvación.
Evangelizar Nazaret
El evangelio de hoy deja bien a las
claras que hay un conocimiento de
la
vida de Jesús en Nazaret que puede ser un obstáculo para la fe. Nazaret,
como
toda realidad humana, necesita ser evangelizada.
La visita de Jesús durante su ministerio
de anuncio del evangelio al
lugar
que le vio crecer para "enseñar en la sinagoga" (Mc 6,2), es un
estímulo
para continuar paso a paso llevando la luz del evangelio a nuestra
realidad
nazarena de ahora.
Nada hay tan peligroso como
"acostumbrarse" a convivir con Jesús y con
los
"sacramentos" que hoy nos transmiten su presencia sin discernir su
verdadera
identidad. Reducir a Dios a los parámetros de conocimiento y
pretender
saberlo todo acerca de Él, es una tentación muy insidiosa de los
conciudadanos
de Jesús.
Por eso necesitamos hacer cada vez este
esfuerzo de leer el evangelio
desde
Nazaret. O dicho en otros términos, dejar que el evangelio penetre cada
vez
más en nuestra vida cotidiana para que la vaya abriendo a la salvación
que
Jesús trae consigo.
Es el paso necesario para entrar en la
nueva parentela de Jesús, donde
se
da otro tipo de intimidad y una familiaridad en otra dimensión que los
habitantes
de Nazaret entonces no entendieron y que nosotros estamos llamados
a
vivir.
TB.hsf
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