8 de julio de 2018 - XIV DOMINGO DEL
TIEMPO ORDINARIO - Ciclo B
"Sólo
en su tierra, entre sus parientes
y en su
casa desprecian a un profeta"
-Ez 2,2-5
-Sal 122
-2Co 12,7-10
-Mc 6,1-6
Marcos 6,1-6
En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, empezó a
enseñar en la sinagoga; la multitud que lo
oía se preguntaba asombrada:
- ¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado?
¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es
éste el carpintero, el hijo de María,
hermano de Santiago y José y Judas y
Simón? ¿Y sus hermanos no viven con
nosotros aquí?
Y desconfiaban de Él. Jesús les decía:
- No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes
y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponién-
doles las manos. Y se extrañó de su
falta de fe. Y recorría los pueblos de
alrededor enseñando.
Comentario
La lectura de Ezequiel introduce ya el tema del rechazo del profeta por
parte de los destinatarios del mensaje.
En el evangelio se agudiza en cierto
modo esa experiencia al producirse el
rechazo en el ambiente más familiar al
portador de la buena nueva. Sin
pretender excesivas generalizaciones, es la
"espina" en la carne de
muchos evangelizadores.
La visita de Jesús a Nazaret es colocada por Marcos después del
desarrollo de su misión entorno al lago
de Genesaret. Representa un momento
particularmente difícil a partir del
que comienza a delinearse cada vez con
trazos más concretos el drama de la
cruz: al rechazo en el pueblo donde se
había criado sigue el relato del
martirio de Juan bautista y las dificultades
con los fariseos...
La serie de preguntas con que los habitantes de Nazaret expresan su
incredulidad dejan ver un problema de
fondo que tiene sus repercusiones
también en la Iglesia, quizá ya
cuando Marcos escribía; Para ellos la
dificultad (el "escándalo" Mc
6,3) estaba precisamente en el conocimiento
inmediato que tenían de Jesús. su
rostro humano, su permanencia entre ellos
como uno de tantos, velaba la
posibilidad de que fuera el portador de un
mensaje y de unos signos que lo
identificaban con el Mesías.
La formulación en serie de las preguntas da la impresión de ser todos
los recursos a los que la mente humana
puede agarrarse para no dar el salto
de la fe. Porque la fe, don de Dios en
último término, pide del hombre esa
renuncia a una lógica humana total en
la que cada persona y cada situación
es catalogada únicamente por los datos
que suministra la razón.
"Jesús se extrañó de aquella falta de fe" (Mc 6,6) Y, sin
embargo,
Jesús debía estar ya acostumbrado a una
variedad de reacciones ante su
persona y su mensaje. En otros casos
había visto también la falta de fe.
Quizá en éste le dolió m s
precisamente por los vínculos de amistad que sin
duda le unían a sus conciudadanos y
familiares.
"Fue a su
pueblo"
Es éste que leemos hoy uno de los pasajes que más datos nos aportan
sobre la vida de Jesús en Nazaret,
después de los relatos de su infancia. El
hecho que narra está también
atestiguado por los otros dos sinópticos: Mateo
(13,53-58), que se atiene
fundamentalmente a los datos de Marcos, y Lucas
(4,16-30) que modifica a su modo la
narración para presentar la visita a
Nazaret como la inauguración del
ministerio público de Jesús.
Tres son los datos que fundamentalmente nos ofrece el texto y los tres
son preciosos para conocer la
experiencia de Jesús antes de comenzar su
ministerio; Veámoslos en detalle.
- "¿Qué saber le han enseñado a éste, para que tales milagros
salgan de
sus manos?". La pregunta por el
origen de su "saber" es interesante si la
ponemos en relación con la afirmación
de Lucas de que Jesús crecía en
"sabiduría". Ese
"saber" esa "sabiduría" se refiere indudablemente al
aprendizaje que da la experiencia
humana en todos los campos. Los conocidos
de Jesús excluyen que mientras vivió
con ellos haya tenido otras fuentes de
instrucción.
- Jesús es el hijo de María y sus hermanos y hermanas viven allí.
Marcos no menciona a José, pero sí lo
hacen directa o indirectamente Lucas
(4,22) y Mateo (13,55). La familia de
Jesús va más allá del círculo
restringido del hogar y que testimonia
bien a las claras el enraizamiento en
aquel pueblo, la pertenencia a una
familia y a una situación social concreta.
- Es el carpintero. Otro dato esencial para definir la condición de
cualquier persona es el trabajo. Y el
trabajo de Jesús no era una ocupación
ocasional, sino un oficio, que lleva
consigo un aprendizaje, una práctica
asidua, la inserción en todo un
mecanismo de relaciones sociales (encargos,
ventas, etc.) que determinan bastante
bien de qué tipo de persona se trata.
Esta ventana abierta a la realidad de Nazaret es de gran importancia
para afirmar el radicalismo de la
encarnación y para abrirnos a las
perspectivas del evangelio que Jesús
anuncia. Su mensaje va cargado de una
experiencia humana precedente que
ilumina las situaciones concretas en que
nosotros nos encontramos que (salvando
todas las distancias) son similares
a las suyas.
Padre,
tú que conoces el corazón de cada hombre,
cura
nuestra incredulidad con la gracia de tu Espíritu,
para
que sepamos acoger el mensaje
del
profeta de Nazaret.
Su
vida con María y José fue ya anuncio y profecía,
y
ahora en la Iglesia
nos
revela todo el poder de su Palabra.
Danos
un conocimiento profundo de Jesús,
para
ver en Él al mensajero humilde
del
Dios cercano al hombre,
que
llega hasta nuestra tierra,
hasta
nuestro pueblo,
hasta
nuestra casa,
para
traer la buena nueva de la salvación.
Evangelizar Nazaret
El evangelio de hoy deja bien a las claras que hay un conocimiento de
la vida de Jesús en Nazaret que puede
ser un obstáculo para la fe. Nazaret,
como toda realidad humana, necesita ser
evangelizada.
La visita de Jesús durante su ministerio de anuncio del evangelio al
lugar que le vio crecer para
"enseñar en la sinagoga" (Mc 6,2), es un
estímulo para continuar paso a paso
llevando la luz del evangelio a nuestra
realidad nazarena de ahora.
Nada hay tan peligroso como "acostumbrarse" a convivir con
Jesús y con
los "sacramentos" que hoy nos
transmiten su presencia sin discernir su
verdadera identidad. Reducir a Dios a
los parámetros de conocimiento y
pretender saberlo todo acerca de Él, es
una tentación muy insidiosa de los
conciudadanos de Jesús.
Por eso necesitamos hacer cada vez este esfuerzo de leer el evangelio
desde Nazaret. O dicho en otros
términos, dejar que el evangelio penetre cada
vez más en nuestra vida cotidiana para
que la vaya abriendo a la salvación
que Jesús trae consigo.
Es el paso necesario para entrar en la nueva parentela de Jesús, donde
se da otro tipo de intimidad y una
familiaridad en otra dimensión que los
habitantes de Nazaret entonces no
entendieron y que nosotros estamos llamados
a vivir.
TEODORO
BERZAL.hsf
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