sábado, 23 de octubre de 2021

Ciclo B - TO - Domingo XXX

 24 de octubre de 2021- XXX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – Ciclo B

 

                                            "Y lo siguió por el camino"

 

-Jer 31,7-9 -Sal 125 -Heb 5,1-6 -Mc 10,46-52

 

      Marcos 14,46-52

 

      En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante

gente, el ciego Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado al borde del

camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

      Hijo de David, ten compasión de mí.

      Muchos le regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:

      Hijo de David, ten compasión de mí.

      Jesús se detuvo y dijo:

      Llamadlo.

      Llamaron al ciego diciéndole:

      Animo, levántate, que te llama.

      Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

      Jesús le dijo:

      ¿Qué quieres que haga por ti?

      El ciego le contestó:

      Maestro, que pueda ver.

      Jesús le dijo:

      Anda, tu fe te ha curado.

      Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

 

Comentario

 

      La Palabra de Dios se abre hoy con la página de Jeremías que anuncia

los tiempos mesiánicos en los que el Señor cuidará de todas las ovejas de su

rebaño. Esa promesa de salvación se ve realizada en Cristo que cura y salva

a quienes creen en Él, ya que es el sumo sacerdote lleno de compasión para

quienes viven en la ignorancia y el error.

      Si consideramos mas detenidamente la página del evangelio vemos que

tiene dos niveles de significado. En el primero podemos considerar el caso

personal del ciego Bartimeo que lanza un grito desde su situación de

indigencia y, a pesar de los obstáculos hace oír su petición. En un breve

diálogo con Jesús, Éste lo hace pasar desde la exposición de la necesidad de

que lo angustia (recobrar la vista) hasta la fe que salva: "Tu fe te ha

salvado" (10,52). Este diálogo con Jesús es ciertamente el punto culminante

del proceso que sigue el ciego y que va de la invocación insistente y

confiada al encuentro personal con Jesús en el que recupera la vista y llega

a la fe para terminar siguiendo al maestro en camino hacia Jerusalén.

      Precisamente ese itinerario tan bien trazado por el evangelista ha

llevado a ver a muchos comentaristas un segundo nivel de significado en el

relato.

      En primer término hay que decir que se trata del ultimo milagro operado

por Jesús en favor de una persona y, en cuanto tal, pone el punto final a esa

sección del evangelio de Marcos que se caracteriza por las enseñanzas, los

milagros y los anuncios de la pasión mientras va de camino hacia Jerusalén.

      La enseñanza sobre la fe que se desprende de este episodio deja bien

claro que ésta es la condición esencial para acompañarlo hasta el

cumplimiento de su misión en la tierra. Sólo quien cree en Él y lo confiesa

como Mesías puede compartir su destino. La historia de la fe del ciego hijo

de Timeo, es paradigmática de la experiencia de todo discípulo y remite al

lector del evangelio al comienzo de la predicación de Jesús, cuando decía:

"Convertíos y creed en el evangelio".

      La iniciación bautismal que es todo el evangelio de Marcos encuentra

en este pasaje uno de los ejemplos más característicos. Es también una

indicación de que puede siempre ser leído para volver a la fuente de toda

vida cristiana.

 

                              "Hijo de David"

 

      El título de Hijo de David dado a Jesús aparece solamente dos veces en

el evangelio de Marcos: en la invocación del ciego Bartimeo y en su discusión

con los fariseos (12,35-37). A pesar del significado mesiánico que comporta

este título, Jesús no impone silencio al ciego, como había hecho en otras

ocasiones para impedir que se rompiera el llamado secreto mesiánico. Quizá 

porque hacia el final de su vida no se prestaba ya a confusión con un papel

político.

      Meditando el evangelio desde Nazaret podemos detenernos sobre el

significado de ese título, ya que es allí donde tiene su origen y ha servido

para confesar la fe en la realidad mesiánica de Jesús. Dejando de lado los

muchos problemas exegéticos que plantean las genealogías de Jesús que Mateo

y Lucas traen en sus evangelios, podemos decir que su sentido global es

confirmar que en Jesús se ha cumplido la promesa de Dios de que el Mesías

nacería de la familia de David.

      Para los comentaristas actuales los dos evangelistas ofrecen la

genealogía de Jesús a través de José. Mateo daría una genealogía "natural",

mientras Lucas presentaría su ascendencia "legal". Sea como fuere, lo cierto

es que, al llegar a Jesús, hay un eslabón genealógico y tomando al pie de la

letra lo que escriben los evangelistas, sólo María engendra a Jesús por obra

del Espíritu Santo.

      Por otra parte, el origen davídico de Jesús queda subrayado por el

 ángel en el anuncio a María: "El Señor le dará el trono de David su padre"

(Lc 1,32). Y Jesús nace "en la ciudad de David" (Lc 2,11).

      ¿Qué‚ significado pudo tener el título de Hijo de David en boca del

ciego Bartimeo aplicado a Jesús? Quizá la explicación de esa asociación del

título de Hijo de David con el poder de curación de Jesús, al que el

evangelista hoy se refiere pueda encontrarse en la frase del viejo Simeón,

cuando, lleno del Espíritu santo, exclamó al ver al niño con María y José‚:

"Ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David su siervo" (Lc

1,69).

      Para el ciego, como para María y José‚ y para los primeros cristianos,

la ascendencia davídica de Jesús no era sólo un hecho biológico o de

parentesco. Confesarlo como Hijo de David era un modo de proclamar su fe en

Él y de ponerse en camino para seguirlo.

 

Señor Jesús, Hijo de David,

hoy gritamos a ti desde nuestras tinieblas.

Queremos dejar el manto de todo lo que nos estorba

y vencer las resistencias que nos impiden llegar a ti.

Queremos verte y, a través del encuentro contigo,

recibir esa luz nueva y esa fuerza

que nos permita abandonar

el lugar de miseria y marginación

para caminar con alegría y esperanza

con todo los que comparten tu destino

y te aclaman como Hijo de David.

 

                              Creer y caminar

 

      Es la misma fe la que lleva al ciego a lanzar su grito hacia el

Salvador que pasa y a ponerse luego en camino tras Él.

      Hoy podemos poner nuestra fe sobre el calco de la de este hombre. Esa

es sin duda también la intención del evangelista al escribir el relato del

milagro de la curación del ciego.

      Como para Bartimeo, muchos son los obstáculos internos y externos,

personales y de ambiente, que se oponen a ese itinerario de la fe que va de

la invocación convencida desde la propia miseria al encuentro personal con

Jesús. Y desde ese encuentro en el que el ansia de la curación material queda

transfigurada en el deseo de esa otra forma de ver que consiste en saber

quién es realmente Jesús y poderlo proclamar con libertad ante los demás.

      Y no es menos importante la segunda parte del itinerario de la fe que

consiste en el seguimiento de Jesús. El joven rico no fue capaz de dar el

paso del seguimiento porque "tenía muchas riquezas". El ciego que recobra la

vista, es, por el contrario, el modelo del discípulo que sigue a Jesús por

el camino. El primer tramo del itinerario de la fe que va desde la propia

situación al encuentro con Jesús los dos lo recorren igualmente, pero luego,

sólo el ciego siguió a Jesús.

      El contraste de los dos personajes es evidente y aleccionador en el

evangelio de Marcos. Para él (y para nosotros), solo quien es capaz de seguir

a Jesús después de haberlo encontrado es el verdadero discípulo. No valen los

caminos de fe que se quedan truncados.

 

VOLVER A NAZARET - TEODORO BERZAL hsf

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